“Detrás de tus pensamientos y de tus sentimientos existe un señor más poderoso, un sabio desconocido: […] es tu cuerpo”
Friederich Nietzsche
Nuestro cuerpo es, al mismo tiempo, lo que somos y lo que desconocemos, nuestra nave en este viaje por el tiempo al que llamamos vida. Mutable, caprichoso y visceral, el cuerpo es ante todo incomprensible.
Jacobo Alonso (México 1894), es un artista plástico que reflexiona alrededor de la idea de cuerpo como lugar espacio-temporal, concepto y símbolo. Usando diversas técnicas como el fumage y arte digital, entre otras, Alonso muestra el cuerpo efímero y cambiante para decodificarlo y evidenciarlo ante nosotros.
En sus piezas de arte digital, Jacobo usa la tecnología para recrear cuerpos en 3D, mismos que después distiende arbitrariamente en este espacio digital tridimensional. Esto recuerda a lo que hacían los cubistas hace ya cien años, no con los mismos medios claro, pero sí con la misma intencionalidad de mostrar al cuerpo extendido en el plano del tiempo, algo que conocemos como la cuarta dimensión. Y es que si fuéramos capaces de percibirla, la cuarta dimensión mostraría nuestro cuerpo como una masa de carne temporalmente elástica.
Otra técnica muy usada por Jacobo para hablar del cuerpo es el fumage. En las body-impressions que el artista hace sobre papel, se muestra al cuerpo como huella, como aroma, desde la sutilidad de la presencia-ausencia que el efecto del humo le da a estos cuerpos anónimos que bien podrían ser los nuestros.
Para la 6ta edición de Salón ACME, Jacobo presenta una obra provocadora. Se trata de tres piezas que constan de cajas de medicina envueltas en rosarios. Y aunque no resulta evidente a primera vista, con estas piezas el artista vuelve a hablar del cuerpo. En este caso, y por medio del rosario, Jacobo hace alusión al cuerpo de Cristo, aquel que tantas veces ha sido representado pero que nunca ha sido visto. El cuerpo de Cristo es, por excelencia, el cuerpo convertido en símbolo, en dogma, el cual cura nuestros propios cuerpos al ingerirlo en forma de ostia durante el rito de la comunión. Se trata de un acto de fe ciega, de creencia absoluta en el paradigma. Pero, ¿qué tiene que ver una cápsula de Tempra Forte en todo esto?. Pues resulta que con la misma fe ciega confiamos el bienestar de nuestros cuerpos a la medicina. La ciencia como el paradigma que se antepuso ante la religión, pero un paradigma igual. Las píldoras, igual que la ostia, como objeto de culto, ingerido con ritualidad para el alivio de nuestros cuerpos.