No soy una Bruja ¿Listón o cabra?

 

“Las brujas de Zambia”

“No soy una Bruja” es el debut de la directora Rungano Nyoni. La película cuenta la historia de una niña de 8 años en Zambia que es acusada de brujería y exiliada a un campamento para brujas, el cual, opera de manera casi idéntica a una prisión. De escuchar la premisa, uno podría pensar que va a ver una sátira de las brujas de Salem, sin embargo, estos campos de brujas sí son una realidad en algunas zonas de África, particularmente en Ghana, donde el gobierno tiene una iniciativa desde el 2018 para empezar a cerrar los campamentos de brujas, y enseñarle a la población que efectivamente las brujas no existen.

Shula (Margaret Mulubwa), nuestro personaje principal, tiene un dilema durante la película. Debe decidir entre seguir viviendo en este campamento, forzada a trabajar y ser expuesta como en un zoológico a turistas, o liberarse y ser mágicamente transformada en una cabra. ¿Quién no ha pasado por esta decisión alguna vez?

“¿Qué tan largo es tu listón?”

Aunque la película de cierta forma es una comedia, es claro que viene de un lugar de enojo. A estas brujas, injustamente juzgadas, les amarran por la espalda un listón. El largo de este cordón, se convierte en la nueva forma de medir su libertad y viene con un mensaje claro que dice: “Nosotros seremos quienes mediremos tu libertad y tu libertad definitivamente tiene límites, los cuales no están delimitados por tus cualidades o valores. El largo de tu listón está medido por el miedo que nos ocasiona tu libertad y tu expresión como mujer”.

Durante toda la película, Shula es aconsejada por distintas personas sobre cómo es la mejor forma de vivir su vida como bruja. Desde la bruja exitosa casada con el gobernador, quien tuvo el “privilegio” de ser tomada en matrimonio después de una vida de obediencia y sumisión. Hasta las brujas viejas resignadas a su vida, quienes quizás, han encontrado lo fútil que puede ser intentar eliminar los prejuicios y supersticiones hacia las mujeres, con el fin inalcanzable de privilegiar a la razón por encima de la tradición patriarcal. ¿Al final, cómo le hace uno para crear una revolución social?

“Los colores del desierto”

La historia que Rungano Nyoni cuenta viene de un lugar personal. Nació en Zambia y cuando aun era muy joven su familia migro a Gales. Por problemas de su visa no pudo regresar a su país de origen hasta que tenía 16 años y fue ahí en el Reino Unido donde Nyoni realmente creció y se formó, graduándose de la Universidad de Artes en Londres. No soy un Bruja es su primer largometraje, mismo que le gano un BAFTA a mejor debut como director o productor británico. Anteriormente había realizado principalmente cortometrajes.

En la conversación de la directora se entremezclan realidad, sátira, comedia y algo de tragedia.  Nyoni se toma su tiempo en desarrollar cada escena, dándole mucho espacio a cada evento, es casi minimalista en el diálogo y muy seria en los tiempos de los personajes. De esta forma, logra no ser juez en el problema expuesto, por el contrario, presenta una visión agnóstica sobre la película.

Al final, nunca sabemos si las brujas existen o no, y resulta no ser importante para el mensaje de la película. Definitivamente, esta película es un caso donde menos, es más.

Por otro lado, Nyoni sabe llenar de vida la pantalla, usando como paleta de colores el desierto de Zambia. Tomas largas de naturaleza que parece pintadas en óleo. Un camión naranja cargando a varias señoras de piel negra y pelo blanco con vestido de colores. Encajados en la columna de este camión hay unos palos, como estacas, que detienen en su punta un hilero gigante de donde cuelgan los cordones de las brujas. Todo al ritmo de violines estridentes o del coro espiritual de las canciones de estas brujas.

“¿Listón o Cabra?”

La cultura occidental definitivamente carga con culpa en esta historia. En un principio, juzgamos duramente a los turistas, quienes visitan estos campos como si fueran un zoológico. Sin embargo, al final de la película, es fácil encontrar en uno mismo algo  de ese turista lleno de empatía, pero cegado a la realidad. “No soy una Bruja” nos invita a reflexionar cómo, de alguna manera, todos tenemos un listón atado a la espalda. Nos toca decidir si queremos vivir libres, aunque sea como cabras, o si estamos cómodos viviendo con un listón atado a nuestra espalda.

Si quieres ver la película en cines, No soy un Bruja se está exhibiendo en las salas de arte de Cinepolis y Cinemex.  También puedes comprarla o rentarla directamente en su página: https://www.iamnotawitch.com/