Tempestad es romper el silencio a pesar de nuestros propios miedos

“Vosotros que entráis aquí abandonad toda esperanza”

Una vez mas nos encontramos con el México agrio y perturbador de las últimas décadas, una vez mas somos sacudidos mediante la historia de dos mujeres que han resistido y que al final de esta cinta se vuelven el reflejo de toda la indignación y el odio acumulado. Tatiana Huezo nos muestra con ésta su segunda película documental de 2016, la particularidad de dos historias que seguramente ocurren a diario.

Tempestad es la metáfora con la que se cuentan algunas de las estrategias de tortura mas atroces del estado. Miriam Carbajal Yescas fue detenida en 2010 como “pagadora”: personas inocentes y escogidas deliberadamente para pagar los delitos de otros. En este caso, delincuencia organizada y trata de personas. La cinta comienza con la voz en off de Miriam narrando el día en que sale del penal de Matamoros. Entonces comienza el viaje de vuelta a casa en Cancún, con su hijo, con quien se imagina estar después de 5 años presa. Sentimientos traducidos con la narración de esta inocente mujer que experimenta llegar a la cárcel y se da cuenta que ésta, se rige a través de un autogobierno dominado por los cárteles, y que tendrá que pagar 5 mil dólares por estar viva. Al mismo tiempo un discurso visual completamente opuesto y fuera de contexto. Imágenes de la vida cotidiana de aquellos estados del norte: controles policiacos, retenes hostiles y el autobús que cruza todo el país por las carreteras mexicanas. Paisajes coloridos y llenos de vida que al sincronizarse con la narración, nos duelen. Alegorías de libertad pero también de profunda desesperanza.

La pieza da un giro y comienza la historia de Adela, quien a diferencia de Miriam, sí es expuesta ante la cámara. Payaso por herencia de circo profesional y madre de tres hijos. Adela se muestra fuerte y artística, y aunque por el contexto previo la tensión prevalece, la directora nos da un respiro y nos mantiene expectantes con la asombrosa descripción de su oficio dentro del circo. ¿Cómo es que ambas historias se relacionan?. Adela comienza: “Mi hija tenía 20 años cuando se la llevaron. Se fue a las diez de la mañana a la Universidad. En la tarde llama una compañera diciendo que Mónica no había llegado a la escuela”.

Mónica había desaparecido. Han pasado ya diez años y Adela sigue buscando a su hija, desde entonces, ella y su familia han recibido extorsiones y amenazas por parte de la misma autoridad quienes le exigen no seguir buscando más. Sin embargo, ella declara no tener miedo y no detenerse. Ella sospecha que su hija se encuentra en una red de trata de personas.

Violentas precipitaciones con rayos, truenos y relámpagos. La Tempestad se revierte con estas dos voces de llanto que no callan ante la impunidad e injusticia. Sus vidas ya no son las mismas. Por un lado Miriam, marcada después de ver al verdugo que pudo acabar con ella de no pagar la cuota semanal y a quien podemos imaginar con tan solo escuchar su voz. Ahora se aferra a su hijo temiendo que en cualquier momento vuelva a suceder.

Y por otro lado Adela que vive con la esperanza de que su hija regrese, y que lucha con sus propios medios contra la paradoja del sistema judicial.

Tatiana Huezo logra contar estas dos historias como una bella canción que nos golpea en el estómago y en lo más profundo de las entrañas, una canción que con su belleza nos quiebra. Lenguajes contrapuestos y precisamente usados para desembocar en esta oscura y dolorosa poesía fílmica.

“Tempestad es romper el silencio a pesar de nuestros propios miedos. Frente a la situación tan critica del país, no podemos no hacerlo”

Tatiana Huezo.

Tempestad gano 4 premios Ariel incluyendo mejor dirección y mejor música, y 3 premios Fénix. Una obra que vale mucho la pena ver.